Todos
sabemos que una buena forma de reforzar el vínculo con tu mejor
amigo es jugar con él/ella.
Está
demostrado que el juego favorece su bienestar físico y mental,
aumenta la autoestima y la confianza mutua, sin mencionar el buen
rato que pasaréis juntos.
Un
buen adiestramiento utiliza el juego, en sesiones máximas de 10-15
minutos, como el mejor método de aprendizaje.
Un perro no es un adorno, es un ser vivo que siente y padece, y además un ser vivo muy sociable que necesita interactuar con su entorno y saber que forma parte activa de su “manada”.
Con
jugar, no me refiero a tirarle la pelota o el frisbie de forma
continua hasta que tu peque se canse. Esta táctica de “cobrar y
traer” un objeto funciona para que corra y libere energía, es algo
que todos conocemos y algo que todos hacemos, pero también es un
arma de doble filo, ya que puede convertirse en una obsesión
logrando que vuelva a casa más estresado y nervioso de lo que salió.
Para
evitar que ésto ocurra, algo que yo hago, es intercalar “peticiones”
de obediencia básica, como “sienta”, “quieto”, “échate”...
y premiar con caricias, golosinas, y sí, con tirarle la pelota o su
juguete favorito. De esta forma se afianza el liderazgo, tu perro
aprende que ha de “trabajar” para ganarse la recompensa del
educador/a, y además tu compi ejercita cuerpo y mente.
¿Sabías
que aproximadamente 15 minutos de estimulación mental equivale más
o menos a 1 hora de ejercicio físico?
Otra
opción es esconder el premio para que lo encuentre, así le incitas
a usar su sentido más desarrollado, el olfato. O bien esconderte tú
mismo, practicando además “la llamada” o el “aquí”. Te
aconsejo que ésto lo hagas en casa o siempre en un espacio cercado y
sin perderle de vista, para evitar que se pierda o que algún
“personaje” al acecho lo robe, por no llamarlos de otra forma,
que los hay, aunque te cueste creerlo.
Imagina que tu peque peludo es un niño con el que vas a
jugar al parque, allí se encuentra a sus amigos (otros perros),
juega en los columpios (en algunos pipican existen atracciones con
los que, con tu ayuda, tu mejor amigo puede disfrutar a la vez que
ganar seguridad y vencer sus miedos)... pero
nunca y bajo ningún concepto debes dejarlo
solo,
ni permitir que se vaya con extraños o se aleje más de la
cuenta.
No quiero meter miedo a nadie, pero desgraciadamente sé de lo que hablo.
No quiero meter miedo a nadie, pero desgraciadamente sé de lo que hablo.
Cuando
vayas de paseo con tu compi canino, no le obligues a ir siempre
pegado a ti, de manera que el paseo consista en simplemente
desplazarse de un sitio a otro el tiempo justo y necesario para que
hagas sus necesidades, con eso sólo conseguirás frustrarle. Te
aconsejo leer Vamos de Paseo
Sé
que vivimos en una sociedad con una agenda muy apretada, pero de eso
tu peque no tiene la culpa, y si has decidido compartir tu vida con
un perro, es porque has sopesado todos los pros y los contras, y has
aceptado la responsabilidad que conlleva.
Es
vuestro momentos juntos, el momento en que tu mejor amigo sale a
tomar aire fresco, permítele que huela y explore, juega con él,
préstale atención, es vuestra “cita”, disfrútala!!
También
es bueno que dejes a tu chiquitín que se exprese a través de su
boca. Desde cachorro, déjale que te “muerda”, sí, ya sé que de
bebés tienen los dientecillos como alfileres y que duele, lo he
experimentado en mi propia carne, personalmente mis manos y brazos
han llegado a ser auténticos “mapas de guerra”, aunque reconozco
que las lucía con orgullo, :-).
Esta
es la única forma, junto con la socialización, de que aprenda a
controlar la fuerza de su mandíbula. Cuando apriete un poco más de
la cuenta, pega un grito y dále la espalda en señal de “enfado”
para que aprenda que el juego termina cuando te lastima.
Así
le inculcarás la llamada “inhibición de la mordida”, y si
desafortunadamente alguna vez se pelea, todo quedará en un marcaje y
no existirá daño físico real, al menos por su parte.
Por
último te dejo unos cuantos juguetes caseros que podrás hacer tú
mismo/a, y que harán las delicias de tu peludos.
Nota: al ser buenos, bonitos, baratos, y por lo tanto, no totalmente irrompibles, dáselos siempre bajo tu supervisión :-)
- Coge un trozo de tela que ya no uses, camiseta, vaqueros... (éstos últimos suelen ser más resistentes), divídela en tres trozos y haz una trenza. Anuda los dos extremos y listo!!.
- Rellena una botella de plástico con algunas de sus chuches favoritas, hazle unos pequeños agujeros para que se esparza el olor, quita el tapón y a jugar!!. Fácilmente has creado un “kong” casero, obviamente no con la misma resistencia que los que ofrece el mercado, pero bajo tu cuidado, tu peque se entretendrá un buen rato en conseguir la comida que hay en su interior.
- Reutiliza ese calcetín que ya tienes más que remachado. Vuelve a coger una botella de plástico, introdúcela dentro del calcetín y haz un nudo para cerrar. Ya tienes otro práctico morderor.
- Coge 3 vasos de plástico y golosinas perrunas. Pide a tu peque que se siente frente a ti y vea cómo escondes una golosina bajo uno de estos vasos, luego muévelos intentando confundirlo, tras unos segundos, pídele que busque la golosina. Pondrá en marcha su olfato para encontrarla y recibir la recompensa.
Y
hasta dónde la imaginación te lleve y más allá!! Lo importante es
pasar tiempo de calidad juntos, no lo olvides!!
Ahora
dime, ¿cúal es vuestro juego favorito?, ¿conoces algún otro
juguete casero? por fa, compártelo. Siempre son bienvenidas nuevas
formas de diversión. Gracias y a disfrutar!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante