Nosotr@s los socializamos, los domesticamos y les abrimos las puertas de
nuestros hogares.
Por
nosotro@s, viven en un mundo que no es el suyo y que no entienden. Imagina
encontrarte solo en un país donde se habla un idioma que no
comprendes, tienen una cultura que no conoces y además te exigen
cumplir unas reglas que nadie se molestó en explicarte. (Turid
Rugass)
Nuestra
pereza, nuestro egoísmo, nuestra irresponsabilidad... pagan un
precio demasiado alto por un error que es sólo y únicamente
nuestro, el
hecho de no tener tiempo para
atenderlos, para escuchar, observar, aprender su lenguaje y
educarlos, darles una oportunidad de ser felices a nuestro lado, de
compartir y enriquecer nuestras y sus vidas.
Ahora,
mira a los ojos de cualquier vagabundo, de cualquier peludo que se
cruce en tu camino, busca en tu interior por un instante, y por favor
pregúntate: ¿en serio crees que se lo merecen? ¿se merecen vivir
con miedo? ¿se merecen pasar sus días en una jaula? con suerte en
un albergue y sin ella, en una perrera con “fecha de caducidad”,
¿o en la calle? corriendo el riesgo de caer en manos de psicópatas
que los torturen, porque sí, existen, y desgraciadamente más de los
que te puedes figurar. ¿Se merecen pasar hambre y frío?, ¿saber que
son invisibles y que su dolor no es importante?, ¿se merecen sentir
el abandonado de quienes fueron su familia, a los que tanto ama, por
los que daría su vida, y aunque no lo creas, y a pesar de todo,
amará y añorará hasta el final?
Si
tú respuesta es afirmativa, entonces quizás seas tú el que
deberías plantearte si tienes un serio problema.
Y
si tu respuesta es negativa, por favor, MANTENTE
SIEMPRE A SU LADO,
SABES QUE ÉL LO HARÍA.
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